El síndrome del acuario viejo [PT 2] – Soluciones

¿Alguna vez has escuchado hablar del “síndrome del acuario viejo”? Quizás no sepas lo que es, pero te pique la curiosidad, o quizás alguien te haya hablado sobre ello, pero aún no sabes al 100% qué es. Si quieres saber qué sucede realmente con este problema recurrente en acuarios, puedes descubrirlo en nuestro primer artículo de este nuevo número.

Por otro lado, si ya sabes lo que es y quieres saber cómo remediarlo, estás en el artículo adecuado, pues en esta segunda parte ahondaremos en las soluciones para evitar males mayores en tu acuario.

EL SÍNDROME DEL ACUARIO VIEJO

Recordemos brevemente lo que implica este síndrome: Es un cúmulo de varios factores entre los que se encuentra la pérdida o disminución de mantenimiento e interés en el acuario, el crecimiento de peces y corales que producen un aumento en la generación de desechos y más consumo de ciertas sustancias, y consecuentemente el incremento del esfuerzo que debemos emplear para mantener las condiciones tan buenas como el primer día. Todos estos factores, a grosso modo, al final acaban desembocando en una dejadez y un declive paulatino de nuestro sistema artificial.

SOLUCIONES AL PROBLEMA

Unidas a las principales causas que generan este problema, presentadas en el artículo anterior, esta vez damos posibles soluciones para prevenir este síndrome en el mejor de los casos, y en casos donde sea demasiado tarde y ya lo estemos sufriendo, poder superar el bache y volver a tomar las riendas de nuestro acuario, y devolverle el esplendor que un día tuvo.

Constancia

Aunque hay muchos, una de los principales detonantes de este problema es la falta de constancia.

Puede sonar contradictorio, pero muchas veces la gente con más conocimiento y experimentada es la que más problemas tiene en sus acuarios, precisamente porque se relajan, dan cosas por hecho y caen en el peligro de la dejadez y la pérdida de una rutina estricta.

Sin embargo, muchas personas poco experimentadas en la materia, con el ímpetu de mantener en óptimas condiciones su primer acuario, prestan un especial cuidado a todo. Son detallistas y constantemente vigilan cada uno de los elementos, siguiendo una rutina muy marcada, muchas veces incluso obsesiva. Ese nivel de control mantenido en el tiempo es la clave del éxito en un acuario marino.

Cuando se pierde la constancia, esa ilusión por cuidar tu primer acuario marino y esa necesidad de control de cada parámetro a cada rato, se pierde la rutina y se va cayendo en el conformismo y con ello en el “abandono” del acuario, que evolucionará hacia un estado de “desordenada estabilidad”, contrario a la idea que tenemos nosotros de acuario marino, ordenado, impoluto y “de revista”.

Por ello, esta constancia, más que una solución al problema debería ser una pregunta clave antes de montar nuestro acuario, una prueba de fuego… ¿seremos capaces de mantener la constancia en el mantenimiento de nuestro acuario a largo plazo, o perderemos el interés al poco tiempo? La respuesta determinará casi al 100% el destino de nuestro sistema y si sufrirá las consecuencias o no de ese “síndrome del acuario viejo”.

Observación

No pierdas esa constancia, pero tampoco pierdas la capacidad de observación. Esos cinco minutos diarios que antes te tomabas para relajarte observando el acuario y que ahora quizás no te tomes porque ya tienes el acuario demasiado visto… vuelve a retomarlos. La observación diaria de tu acuario es una de las mejores y más simples rutinas que puedes hacer y que te ayudan a mantener en buenas condiciones tu pequeño sistema, aunque no lo creas.

Tómate el tiempo de revisar todos los días el estado general de tu acuario, que tus peces estén bien, que no presenten heridas o colores fuera de lo normal, que tus corales se muestren extendidos y saludables, que no haya aparecido una mancha sospechosa en ninguna roca, algún punto problemático de algas, etc. Teniendo este pequeño control diario te resultará mucho más fácil detectar el mínimo cambio, y de esta forma, mucho más fácil también será actuar en consecuencia.

Testeo periódico

Quizás hayas dejado de medir tan periódicamente tus niveles de KH, Calcio y Magnesio, porque ya has conseguido una estabilidad y ya sabes el consumo aproximado de tus corales, por lo que eso te ha permitido relajarte en tus tareas de monitorización de parámetros. Esto es otro de los errores que lleva al declive del sistema muchas veces.  Nosotros recomendamos siempre mantener una rutina de medición, y aunque sí es cierto que una vez alcanzada la estabilidad puedes disminuir la frecuencia de test, también es cierto que como mínimo es muy recomendable realizar una medida semanal de los parámetros más críticos como son el KH y los niveles de nutrientes (nitratos y fosfatos).

Para seguir una pequeña guía orientativa y general se podría establecer la siguiente rutina:

Todos los días:

  • Observación del acuario.
  • Ajuste de la salinidad (mucho más fácil si instalamos un rellenador automático).

1 vez a la semana (mínimo):

  • Medición de KH
  • Medición de nitratos y fosfatos

1 vez al mes o cada 15 días (dependiendo del nivel de corales que tengamos)

  • Medición de Calcio y Magnesio.

1 vez al mes (opcional y a veces irrelevante si mantenemos buena rutina de cambios de agua)

  • Medición de trazas y otros elementos (potasio, yodo, etc.)

Cambios de agua periódicos

Por mucho que cueste, no descuides la rutina de cambios de agua y ajústate lo máximo posible al calendario establecido. En caso de no tener calendario, crea uno que te permita llevar una buena rutina de limpieza.

Puede que dejar una semana extra sin hacer un cambio de agua no parezca gran problema, y puede incluso que el acuario parezca lucir igual de bien, pero hay muchos riesgos de que en ese periodo sin hacer cambio de agua se consuman más sustancias que se suelen reponer con esa rutina y que se acumulen más nutrientes que puedan detonar en la aparición temprana de algas, y una vez aparece el problema se puede hacer muy difícil de controlar.

Lo ideal es intentar mantener siempre unas condiciones oligotróficas, es decir de bajos nutrientes. Con una buena rutina de cambios de agua mantenemos ese nivel de nutrientes controlado y a su vez, si utilizamos un agua de calidad, por ejemplo, preparada con una sal sintética de calidad, ayudamos a reponer oligoelementos vitales para los organismos del acuario.

No debemos olvidar que junto a los cambios de agua es igual de importante sifonar el sustrato (si no tenemos un sistema DSB) como ya hemos explicado en este artículo poner el nombre del artículo “¿debo sifonar la arena de mi acuario marino?” https://www.coralesymarinos.com/debo-sifonar-la-arena-de-mi-acuario-marino/. También debemos sifonar todos los rincones de la roca que sean susceptibles a la acumulación de detritos. De esta forma alargamos su vida útil y permitimos que no se obstruyan los poros y la microfauna siga viviendo en ella tranquilamente.

Esquejado de corales

No tengas miedo en esquejar corales si te están creciendo demasiado. Un sobrecrecimiento coralino indica que nuestro acuario está en muy buenas condiciones, pero si no remediamos ese sobrecrecimiento es muy probable que el sistema comience a decaer, por el consumo excesivo de nutrientes del agua y la generación de desechos asociada, que desemboca en producción de más CO2, acidificación y bajada brusca de KH.

Lo ideal es ir esquejando corales a medida que van creciendo, especialmente en esos corales tipo SPS. Con eso mantenemos nuestra carga biológica controlada, los recursos no se agotan tan rápidamente y no se generan tantos desechos en consecuencia.

Control de stock de peces

Lo mismo que ocurre con los corales, pasa con los peces. Es de vital importancia planificar muy bien cuántos peces vamos a meter en el acuario desde el principio y tener muy en cuenta cuánto crecerán dentro del acuario. No debemos meter más peces de los que nuestro acuario puede mantener, y a la hora de adquirir alguno nuevo, no sólo debemos plantearnos si actualmente cuenta con buen espacio en el sistema, sino si cuando crezca seguirá siendo adecuado el acuario para él. Con esto evitamos problemas de sobre stock e incomodidad para los propios peces.

Control de equipamiento

Esto, junto al buen mantenimiento, es una de las cosas que más suele pasarse por alto, pero que puede suponer un empeoramiento silencioso del estado de nuestro acuario.

Con la misma periodicidad que hacemos limpieza del acuario, debemos al menos revisar nuestros equipos.

Debemos comprobar que el termostato está calentando bien y manteniendo la temperatura adecuada. Debemos comprobar el estado de las bombas de agua, y en caso de que se hayan depositado algas en ellas, debemos limpiarlas para que sigan desempeñando su función. Debemos comprobar el estado del sump (si lo tuviéramos), ya que es una zona donde tiende a acumularse mucha suciedad. Y por supuesto, debemos controlar el estado de las luces.

Si tenemos fluorescentes tipo T5, debemos revisar que no haya variado el espectro de luz con el tiempo, y si es así, debemos cambiar los tubos fluorescentes por otros nuevos. Si tenemos pantallas LED, que son hoy en día las más eficientes y altamente recomendables, debemos comprobar que no haya ningún LED fundido y, sobre todo, debemos limpiar periódicamente sus cristales, para evitar que se deposite sal en ellos que pueda dificultar la emisión de luz al acuario.

Refuerzo de microfauna

Por último, otra recomendación para evitar este “síndrome del acuario viejo” es la adición de microfauna como pequeños copépodos, rotíferos, gammarus, o incluso fitoplancton vivo que va a potenciar la propia microfauna del acuario, y que ayudará a reforzar esa beneficiosa comunidad de pequeños organismos que quizás ha podido ir disminuyendo con el tiempo a causa de la depredación o simple muerte natural de las poblaciones naturales en el acuario.

CONCLUSIÓN

La prevención siempre es mejor que la cura, así que lo importante para evitar este síndrome es principalmente prestar la suficiente atención e interés por mantener las condiciones del acuario tal como se mantenían en los comienzos, intentando no caer en el descuido y el conformismo, y siempre buscando la mejora de las condiciones tanto para nuestros corales como para nuestros peces. Siendo constantes en nuestras tareas de mantenimiento prevenimos en un gran porcentaje la aparición de este molesto síndrome que una vez se instala silenciosamente en el acuario es difícil de identificar hasta que ya es demasiado tarde.

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